Mi madre, Anabella, también borda matrioskas. Lo hace con hilo grueso, del mismo que usa para hacer crochet. Dice preferir la textura de ese hilo a la del que uso yo (dos hebras de hilo de madeja DMC). Sus muñecas se caracterizan por el uso abundante de punto de ostra (oyster stitch), que usa para decorar bordes, rellenar vestidos o hacer lindas flores. También emplea mucho el caballito (herringbone stitch), el punto atrás (back stitch), la cadenilla (chain stitch) y el diente de chucho (blanket stitch). Otra característica de sus muñecas, a diferencia de las mías, es que les borda las boquitas, usualmente con punto de relleno (satin stitch).
Muchos domingos nos juntamos, en mi casa, a pintar y bordar muñecas (ella prefiere dejarme el pintado a mí, pues dice no tener paciencia para aplicar la crayola a la tela). En esas sesiones, que duran varias horas, compartimos puntadas y trucos del arte de bordar, además de ponernos al día sobre cosas de la vida. Es una especie de club íntimo de labores.
En esta entrada comparto varias fotos de las más recientes muñecas que ella ha hecho sobre dibujos, pintados con crayolas, de mi creación. Algunas de las matrioskas que aquí ven se han ido a otras latitudes –más al Norte– a vivir; otras de ellas se encuentran a la venta en mi tienda Gineceo, en Etsy, de donde ella es colaboradora-creadora.
Que señora mas hermosa y elegante es tu mamá. Lindo su estilo de bordado.
Gracias, María Mercedes. Un beso.